miércoles, 3 de agosto de 2011

Así no queremos que vengas

Sí, he de reconocer que tengo el blog un poco abandonado, pero no es precisamente por vacaciones. Soy de esas tantas personas que llevan años sin vacaciones, ya sea por "trabajo", o el caso de este año, por estudios (y no haber encontrado trabajo).

Alomejor parece que me repito, porque creo que es la tercera vez que trato el tema, pero cada día surgen nuevas noticias, acontecimientos, etc. Hablo de la inminente visita de Benedicto XVI a las JMJ en Madrid. Como católico me congratula que el sucesor de San Pedro visite nuestro país; como cristiano de base, empiezan los problemas. Con un presupuesto de 50 millones de euros, y subvencionado por empresas privadas que desgravarán el 80% de esos gastos en hacienda...no puedo hablar a favor de ello. Hablamos de 50 millones de presupuesto, más lo que se puede llegar a gastar, y además los descuentos en alojamientos y despachos de lujo rebajados al 90% de su precio a la pompa que acompaña al pontífice.

Hambruna en el cuerno de África, crisis espectacular en nuestro país, muchos millones de parados...¿y nos permitimos el "lujo" de un acontecimiento de estas características? ¿De verdad los asistentes van a consumir esos 50 millones de euros en comercios y demás como para que sea una visita rentable? No, en mi cabeza no entra algo así; entraría que ese hombre, un cristiano más, sin tantos privilegios, viniese de manera humilde, como Jesucristo, y en la ladera de una montaña, sentado en el suelo (no en un escenario sentado en un trono) hablase a los que de verdad quieren escuchar un mensaje de paz, amor y humildad.

Yo, si tengo pibilidad, iré el día 17 a Madrid, en plenas JMJ. No iré a ver al Papa, sino a la manifestación contraria a la visita. Ésta vez no estaré tras la pancarta de Izquierda Unida, sino de Cristianos de Base de Madrid, pues no me opongo a su visita, sino a las formas en las que viene (es una de las contradicciones de pertenecer a una organización laica siendo seglar, jeje).

Ojo, para que no malinterpreten mi mensaje, no me opongo a ésta visita por ser algo de la Iglesia; también me opongo (y ya escribiré) a la millonada que se gastará en campañas electorales dentro de poco, y a otros actos que se pueden celebrar más humildemente.

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