miércoles, 31 de agosto de 2011

Noches de insomnio y reflexión

Parece que en las noches de insomnio, cuando no sabes qué hacer, y tu cabeza está tan saturada de estudios, hay una especie de "click" que despierta una necesidad de plasmar alguna idea por escrito. Hace aproximadamente dos horas y media que terminé mis apuntes; me dolía mucho el cuello y me tomé un relajante muscular (que debía dejarme dormido, pero no me hizo efecto).

Mirando entre mis videos, me he puesto a ver "Camino"; esa película española que habla de Alexia, la niña cuya familia del Opus Dei, cegada por los médicos en el afán de la "obra" por hacer santos, dejaron "que la voluntad de Dios hiciese su trabajo". Ya la había visto antes, pero alomejor ahora me ha pillado en un momento sentimental y me ha calado. Unas personas que predicaban contra la eutanasia, se niegan a seguir tratando a una niña porque "es la voluntad de Dios".

Lo siento, pero no...Mi Dios, el que me han enseñado siempre, tanto en las distintas Iglesia, colegios y mi familia, no deja morir a las personas para que sean santas. Una persona es santa en vida, predica en vida, hace bienes en vida, y en su muerte se le recuerda...pero no se le deja morir habiendo oportunidades de mantenerla con vida. ¿Quién se cree tan importante como para interpretar la voluntad de Dios, y más jugando con la vida de una niña?

¡Mi abuela María sí que era una santa! Desde jóven trabajando para sacar a sus hijos adelante en tiempos de miseria, ayudando a quien no podía, dando lo que no tenía. Y de mayor, en su enfermedad, repartiendo cariño hasta el último momento. ¿Por qué ella no es elevada a los altares y otros que han llevado a cabo aberraciones sí? Si ella era cristiana, e hizo el milagro de la vida 6 veces.

Mi Dios es el amor, la fraternidad, la humildad, el reflejo en los pobres. No se viste de oro, rechaza las túnicas bordadas; él quiere sólo una túnica blanca y unas sandalias. Mi Dios no está clavado en una cruz sufriendo, eso ya pasó; mi Dios resucitó, y no tenemos por qué recordarlo en su peor momento, sino en el más importante.

Ésta es mi reflexión, ésta es profesión de fe; ésta es mi religión. Pueden compartirla, pueden rechazarla, e incluso son libres de pedir mi excomunión al obispo de turno si piensan que me salgo de los cánones establecidos, aunque creo que ni el mismo catecismo de la iglesia católica presenta un dios distinto al que describo. Pero Dios no entiende de cánones, y a cada uno le dicta algo distinto en su corazón.

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