sábado, 19 de octubre de 2013

"Sólo estoy hablando con ella"

Viernes. Pongámosle las 9 de la noche en una plazoleta frecuentada por jóvenes. Dos trabajadoras sociales (hablo en femenino aunque yo no lo sea :P ) paseamos por los alrededores. Ella con más experiencia que yo, supongo que es lo que tiene que se titulase 2 o 3 años antes y que lleve trabajando en unos Servicios Sociales comunitarios de esos que ahora nuestra querida "ley de racionalización y sostenibilidad de la administración local" se carga de un plumazo.

Por suerte nunca me he encontrado "de frente" con un episodio de violencia de género, pero en aquél momento nos topamos con el germen de un maltratador en potencia...si no ya en la práctica. Él no podría tener más de 15 años, y ella la misma edad o un poco menos. Cerca de su grupito pero en un lugar un poco escondido de ellos, él se ve que intenta besarla y ella "le hace la cobra". Ingenuo de mi que pienso: "mira qué lindos, ya empiezan con esa etapa en que un piquito les parece un mundo". Mi acompañante se ve que no pensaba lo mismo y llevaba puestas las lentes de la experiencia, porque cuando nos vamos acercando la escena es de la chica queriendo salir de su "arrinconamiento" y él que no le suelta del brazo.

He aquí las dos profesionales que nos miramos y nos lo dijimos todo con nuestras pupilas. Aminoramos el paso y nos paramos frente a la escena, intentando causarle alguna impresión al chico (o a la chica que reaccionase para pedirnos ayuda); nos mira, parece cortarse unos segundos, y sigue intentando su objetivo.

-¿Te quieres ir?- pregunta mi compañera a la chica.
-¿Qué pasa? Sólo estoy hablando con ella- responde el chico.
-Muchacho, con las manos no se habla- le digo.
-¿Te quieres ir? No tienes por qué estar ahí si no quieres. Ah...que no te da tu móvil...claro- dice mi compañera.
-Os he dicho que sólo estoy hablando con ella- dice el chico.
-¡Pues devuélvele el movil, hablad en un sitio a la vista y sin utilizar las manos!- le decimos ambos.

La chica no medió palabra; estaría asustada o avergonzada. El chico nos recriminaba que nos metiésemos en el asunto, pero se le veía asustado porque nuestro tono, aunque respetuoso, fue tajante: ¡niño, que no se toca, que no se fuerza y que no se controla! Se van andando delante nuestra hacia el grupito, y de repente ocurre algo muy curioso: todas las chicas se acercan a la chica a preguntarle que qué ha pasado, pero los chicos siguen inmóviles ante la llegada de su amigo, dedicándonos a mi compi y a mí unas miradas de las que muerden.

Lo más curioso es que todo esto ocurrió frente a la delegación de la mujer de Dos Hermanas; esa que sólo hace cursos de violencia de género y de "que no te controle en tu relación", dedicados sólo a chicas (lo podéis comprobar en los programas, no me invento nada).

¿Mi conclusión? Hace falta urgentemente una asignatura de carácter obligatorio en las escuelas que trate sobre civismo y derechos humanos, porque la lapidada "Educación para la ciudadanía" fue más bien una medida electoralista...

Sinceramente, me asusté mucho al ver cómo se reproducían los patrones y la normalidad de la gente que por allí pasaba. Sí...me asusté, a lo mejor no es de buen profesional, pero "en mis tiempos" no vi ni a los más gamberros del instituto hacer algo así...y donde yo estudié...telita.

"Creyó que algún día él podría llegar a cambiar, soñó lo feliz que era con él. Lloraba a escondidas intentando callar la verdad. Maldigo al que pega a una mujer. Que el infierno se cebe con él". Warcry


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