domingo, 4 de octubre de 2009

El efecto Janis

El fin de semana pasado vivimos en Dos Hermanas otro multitudinario mitin político...y como veréis, no digo ni de qué partido, porque no encuentro diferencia entre "uno" y "otro". El mensaje fue el mismo: críticas e insultos a la oposición, el "nosotros lo hubiésemos hecho mejor", y el "mirad cuánta gente hemos congregado pagándoles el autobús, el bocadillo, e incluso la asistencia".

Los vecinos que tenemos la "gran suerte" de vivir colindantes al palacio de deportes sufrimos las mismas consecuencias que en todos los mitins: pruebas de sonido a todo volumen el día anterior, y a horas tempranas de la mañana del día D, acceso cortado para llegar a tu casa, poyetes con latas de cerveza y alguna que otra micción...Pero también trae consecuencias positivas: es la única vez que limpian el barrio, los bares y establecimientos hacen su agosto en un día...

Pero lo que me trae a escribir hoy es el "efecto Janis"; un comportamiento que se da en los grupos, de mayor o menor tamaño, y que los trabajadores sociales tenemos que estudiar y prevenir que no ocurra. Así que aprovechando que tengo matrícula de honor en el tema, voy a recordar esos conocimientos: un grupo se forma, casi siempre, por una serie de personas que tienen objetivos comunes, motivaciones comunes, y quieren trabajar por una causa común. En cada grupo se generan unos roles y status, y su consiguiente liderazgo (o liderazgos). Ahora bien, si el líder no es igualitario y eclipsa a los demás miembros, lo podríamos definir como carismático...o tacharlo de dictador. Tanto en un caso como en otro, el eclipsar a miembros hace que la motivación se pierda.

Cuando un grupo, que ya ha marcado sus objetivos, normas y leyes internas, se desvía de todo e intenta conseguir proyectos demasiado ambiciosos y que no están a su alcance, se produce el efecto Janis. Y es lo que está pasando en la mayoría de las agrupaciones políticas: el programa electoral, que son las normas y objetivos internos, sólo se utiliza para el período de elecciones, y después todo son promesas demasiado ambiciosas por parte de un líder aparentemente carismático, que se mete en el bolsillo a la gente insultando a sus contrarios, prometiendo rebajas o beneficios fiscales...Cosas que nunca se harán, pero la multitud les ciega.

Por ello, a la hora de formar un (o entrar en) grupo, tengamos en cuenta su formación, sus normas, y no nos dejemos encandilar por el País de Nunca Jamás, porque por desgracia, de ilusiones no se vive.



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