Mi padre acariciándole el rostro, le dijo: "Hija mía, enamórate de un Gran Hombre y no volverás a llorar"
Me pregunté tantas veces cuál era la fórmula exacta para llegar a ser ese gran hombre y no dejarme vencer por las pequeñeces. Conforme pasan los años, descubrimos que si tan solo todos los hombres lucháramos por ser grandes de espíritu, grandes de alma y grandes de corazón... ¡el mundo sería completamente distinto!
Aprendí que un Gran Hombre no es aquel que compra todo lo que desea, pues habemos tantos que hemos comprado hasta el cariño y el respeto de quienes nos rodean. Mi padre le decía:
*"No busques a un hombre que solo hable de sí mismo, sin preocuparse por ti, ni a aquel que se pase las horas halagando sus propios logros.
*No te aferres a un hombre que te critique y te diga lo mal que te ves, o lo mucho que deberías cambiar.
¿Para qué quieres a un hombre que te abandonará si no cambias, por un cabello más claro, por unos ojos de otro color, o por un cuerpo más esbelto, si no supo admirar la verdadera belleza que hay en ti?" Cuantas veces me dejé llevar por la superficialidad de las cosas, haciendo a un lado a quienes realmente me entregaban su sinceridad e integridad. Me costó trabajo comprender que un GRAN HOMBRE no es el que llega más alto, ni el que tiene más dinero, casa, coche, ni el que vive rodeado de mujeres, ni mucho menos el más guapo.
Un verdadero y GRAN HOMBRE es aquel ser humano lleno de transparencia, que no oculta sus verdaderos sentimientos ni se refugia en vicios y cortinas de humo, es el que abre su corazón sin rechazar la realidad, es quien admira a una mujer por sus cimientos morales y grandeza interior.
Un Gran Hombre, es que el camina de frente, sin bajar la mirada, es aquel que no miente y sabe llorar su dolor.
Hoy mi hermana esta felizmente casada, y ese Gran Hombre con quien se caso no era ni el más popular, ni el más perseguido, ni el más solicitado, ni mucho menos el más adinerado.
Ese Gran Hombre es quien simplemente nunca la hizo llorar, es quien la hace sonreír por lo mucho que han logrado juntos, por todos sus recuerdos, por cada alegría que comparten y por esos tres hijos que llenan sus vidas.
Ese Gran Hombre, ama tanto a mi hermana que no se cansa de besar sus manos, y mucho menos sus labios. La quiere por quien ella es... y por lo que son cuando están juntos..."
Anónimo
Me pareció curioso leer ésta historia, sobre todo por el peso social que tiene. En una sociedad como la actual, donde lo importante es el exterior, la carcasa, un padre da a su hija el consejo de que vaya a contra corriente.
Una mujer, por lo general, no va buscando un hombre de esas características. (aunque hay pequeñas excepciones). Va buscando al típico machote que pasa de ella y cada 14 de febrero le regala un carísimo ramo de rosas. Una mujer se cansa si un hombre es detallista constantemente, si la escucha, si la trata omo a un igual. ¿Y un hombre? Un hombre busca a una mujer sumisa, que no se meta en sus cosas, que le deje tiempo para él, que no le atosigue con cursilerías...(también hay excepciones).
¿Es culpa de ellos? Más bien de los valores que nos han transmitido. Inconscientemente, nos han metido en la cabeza cómo debemos actuar y qué debemos esperar de la otra persona. Seguimos con el cuento de la media naranja que se complementa con otra media.
Hay que romper barreras. Somos naranjas enteras y no tenemos ninguna mitad esperándonos. Si encontramos otra naranja que nos comprende y con la que podemos compartie, estupendo. Hay que romper los roles de "la mujer es cursi y el hombre machote cabrón", porque sinó estamos transmitiendo a la juventud un sistema corrupto en el que el Gran Hombre de la historia es lo contrario que deberían buscar; estaremos perpetuando la violencia de género, el sexismo, y toda clase de desigualdades.
Quitemos las etiquetas: cada hombre es de una manera, al igual que cada mujer. No hay un modelo a seguir, así pues, desde nuestra personalidad, actuemos en consecuencia.
1 comentario:
Creo que toda chica busca un chico así, y que sea así no significa que nos vayamos a cansar antes o después. Tú te cansas porque por muy perfecto que sea no es el perfecto para tí, esa aparente perfección es una rutina. Te puede llevar a ver atardeceres, comprar miles de rosas, pero si tu no sientes ese sentimiento de querer derretirte cada vez que estas delante de él... Acabará siendo una historia pasajera y rutinaria. Alguien que no le pone sentimiento a las cosas acaba aborreciendolas, y así hasta cansarse de su propia vida.
Y es lo que suele pasar, lo quiero, si es perfecto, pero luego te das cuenta que ese tipo de perfección no es para ti, tu necesitas a alguien que aunque para los demás sea lo peor, y este lleno de impercciones para ti es el perfecto.
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