miércoles, 24 de agosto de 2016

Hasta para ser pobre hay que tener dinero

Esta reflexión me viene a raíz de un tweet de mi compañera y amiga Belén Navarro, aunque no es la primera vez que hablo de ello tanto aquí como con alguna gente:


Para quienes no sois de Andalucía o no estáis familiarizadas con el mundo de la intervención social, el "salario social" es "el nombre de pila" de una prestación que entre sus objetivos principales está la inclusión social. Pero claro... si a las dificultades de los requisitos personales para acceder a ella (o el tiempo de cobrarla, que creo que va por un año después de ser concedida...) se le suman el requisito bancario y la brecha digital... mal vamos.

Empecemos por lo primero (lógico): Hoy día, para todo ingreso, es obligatorio tener una cuenta bancaria, pero claro, no la puedes abrir con 0€, o si te lo permiten, te dan como mínimo 1 o 2 meses para que ingreses algo. Si le sumamos que el salario social se está tardando 1 año en cobrar... tú me dirás. 

-Pero hoy día existen las bancas electrónicas que no te cobran comisiones de apertura ni te obligan a ingresar un mínimo para abrirla. 

¿Y cómo accede a la banca electrónica una persona que no tiene esos 50€ para abrir una cuenta "normal"? ¿No tiene dinero pero va a tener un ordenador con internet o un smartphone con datos? ¿Y el mantenimiento de las tarjetas? Porque eso sí te lo cobran. De nuevo la responsabilidad caería en la trabajadora social, que tendría que hacer trabajo "que no le corresponde", como abrirle la cuenta desde su despacho (contando con el poco tiempo que nos dejan entre visita y visita) y manejar sus datos personales privados, como contraseñas y demás. Demasiada responsabilidad.

-Pero hoy día en las bibliotecas públicas existen ordenadores con acceso a internet a disposición de toda la ciudadanía.

Siempre y cuando dispongas del carnet de la biblioteca que, por norma general (aunque no me gusta generalizar, pero es lo común), una persona en proceso de exclusión social no suele tener, y siempre y cuando sepas manejar medianamente un ordenador y las aplicaciones bancarias (que no todas son fáciles como prometen). Si no, caemos de nuevo en lo anterior: si le pides ayuda a la persona responsable de la sala, aparte de estar haciendo funciones que no le corresponden, está manejando datos y contraseñas que no tiene por qué saber.

-Coño, pero ahí está la solidaridad, que nos ayudemos los unos a los otros, ¿no?

Por supuesto, pero la inclusión social también conlleva la consecución de la autonomía personal, que te puedas valer por ti misma/o y tengas las mismas oportunidades que los demás para llevar una vida "normal" (de acuerdo con los cánones de esta sociedad...).

En fin, que lo que se supone que es una prestación "de emergencia", aparte de cobrarse al año siguiente, necesitas dinero para que te ingresen ese dinero (qué redundancia tan mona). Pero ahí sigue la ley de Servicios Sociales... en la que no quieren incluir esta prestación como derecho subjetivo y exigible, y no sujeto a los presupuestos que "cuando se acabe la partida, no se conceden más".

"Andalucía, imparable" dice el eslogan... ¿imparable o impagable?

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