Como últimamente no tengo tiempo de escribir, dejo una cita de uno de mis libros de texto que me ha hecho parar y releerla varias veces:
Andalucía es una región dependiente en tanto que su economía no posee una dimensión propia: porque su estructura económica está subordinada a las necesidades del proceso de acumulación de las economías dominantes, que le imprimen lo esencial de sus características. Así pues, el motor de la economía andaluza y sus resortes impulsores se sitúan fuera de Andalucía; la región no controla las fuerzas que conforman su destino. Su economía se estructura en función de los intereses de las economías dominantes (Delgado Cabeza, 1981). Desde que el profesor Delgado Cabeza escribiera estas palabras hasta los momentos actuales, las políticas económicas aplicadas han agravado esta dependencia, adjudicando a Andalucía tres papeles fundamentales en el nuevo orden mundial: ser el gendarme de la frontera más sensible de la UE, la que tiene a quince kilómetros de distancia el nuevo enemigo exterior; ser productores de ciertos bienes hortofructícolas para el consumo de los europeos del centro en épocas en que no es posible obtenerlos en otros lugares cercanos a los mercados consumidores; y ser el distrito lúdico para descanso y disfrute de las masas turísticas, principalmente de estratos sociales medio-bajos y jubilados, que son atraídas por nuestro superávit de sol, playas y simpatía mal entendida (Moreno Navarro, 1996).
J.L. Malagón, "Fundamentos del Trabajo Social Comunitario"
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