lunes, 15 de febrero de 2010

Infantilización progresiva

En lo que voy a escribir, de principio digo que va a parecer la opinión de una persona de unos 45 años en vez de un joven-adulto de 23.

Me asusta, y a la vez me agrada, entender a los profesores mayores de 60 años que he tenido durante mi vida. Siempre he escuchado que poco a poco la adolescencia se está alargando hasta cerca de los 30 años, y que la inmadurez y la dependencia de los padres cada vez es más visible en esta sociedad.

No comprendo cómo en una universidad (como la de Sevilla), se permita seguir a un alumno haciendo un examen cuando se le pilla con una chuleta. ¡Señores, que no estamos en el instituto! Y del ámbito universitario tendría mucho más que decir. Si nos quejamos de las políticas sociales, miedo me da de la promoción de trabajadores sociales que salimos este año de la UPO. Personas que no se plantean todavía un futuro, una vida independiente, sólo salir a beber un jueves y llegar al día siguiente con gafas de sol...Eso es lo único que se reconoce como válido...el sacar notas considerables y aprender a tener conciencia crítica es secundario, terciario...o incluso la última de las pretensiones.

Pero saliendo también de éste ámbito, programas de los mass media están echando a perder muchas generaciones. Ahora ese de "Generación NI-NI" de La Sexta, un Gran Hermano de adolescentes donde se premia la vaguedad, el infantilismo, y las "conductas disociales" que ahora se han normalizado. Todo esto unido a padres que han dejado que la televisión o la calle eduquen a sus hijos, y que un sistema educativo de profesores quemados por ello no tengan ya la mínima autoridad para educar enseñando.

La juventud de hoy tiene miedo al comprmiso, tiene miedo a que su pareja le plantee un futuro, porque el picar de flor en flor les parece más gratificante que el sentimiento de amor y cariño hacia una pareja. La juventud no está preparada para el futuro; a la mínima caen en depresiones y adicciones (y eso lo veo yo en mi ámbito de prácticas) para evadirse de una realidad falsa, sin valores, todo ello promovido por un sistema de mercado en el que incluso las personas "se compran y se venden".

Por suerte, siempre quedan las excepciones, y sé que compañeras mías que salen este año con su carrera se desvivirán por sus usuarios y serán unas magníficas trabajadoras sociales, que hay personas con una personalidad bien fraguada que no se suben en el tren de los borregos...pero están eclipsadas.

Como decía Groucho Marx, "que paren el mundo, que yo me bajo"

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