domingo, 8 de febrero de 2015

Y te sientes como violado

En las noticias sueles ver casi todos los días este tipo de noticias: una banda organizada destroza un domicilio y se lleva yonosecuántos miles de euros en joyas, antigüedades, dinero, etc. Nunca piensas que pueda pasarte a ti...hasta que te pasa. Como mucho me he llegado a encontrar mi coche abierto, con la puerta forzada y todo el contenido de la guantera desparramado por el suelo o los asientos. Y eso ya te hace sentir un poco de "asquito" porque han quebrantado tu intimidad; han estado hurgando en algo que nadie tiene por qué manipular.

Pero el pasado viernes pasó. Y al llegar a mi casa, me encontré el "percal". Primera sospecha...¿qué hace mi puerta abierta si no hay nadie en casa? Segunda sospecha, al entrar...¿tan desastre se ha vuelto mi madre como para dejar ropa tirada en el pasillo? Y desenlace: habitaciones desastrosas, cajones vaciados, papeles y carpetas esparcidos por toda la casa...

Habían estado aquí. No se sabe quién, pero habían entrado en lo más íntimo, en tu hogar. Habían estado en tu habitación, donde duermes, donde haces vida, y habían "revisado" hasta cartas de antiguos amores, supongo que buscando dinero dentro de los sobres. Se habían subido a tu cama; habían tocado y tirado al suelo tus toallas del cuarto de baño...y quizás lo más doloroso: se habían llevado años de recuerdos y de trabajo. Te lo imaginas, ¿verdad? Los ordenadores. No me importaba tanto el continente como el contenido. Mis discos duros tenían fotografías que mantengo desde mi primer ordenador (allá por el año 2000 aprox.), tenían artículos, escritos, apuntes, trabajos, proyectos, documentos personales y muy importantes...

No, no buscaban comida. Si me hubiese encontrado el frigorífico vacío y lo demás intacto, ni lo hubiese denunciado. Pero es que han ido a lo personal, a lo íntimo. Y no contentos con su primera hazaña, lo volvieron a intentar horas después "por si les cabía algo más". Para su desgracia, yo ya estaba preparado, y si mis pantuflas hubiesen sido zapatillas de deporte, quizás...ni comento lo que se me pasa por la cabeza, por aquello de la "ley mordaza" y que ahora todo es delito.

Después de todo eso, hemos lavado toda la ropa, las sábanas, las toallas...Quizás estaba limpio, pero moralmente estaba sucio. No puedo ponerme un chaleco ni secarme con una toalla que ha estado en manos de alguien que no necesitaba lo que se llevó.

Puede parecer fuerte, pero mi familia y yo nos sentimos como violados. Violados moralmente, por supuesto, sin ánimos de comparar con esa atrocidad física que muchas personas sufren diariamente. Como siempre, el pobre es el que sale robado. Y quizás, éste texto, es más bien fruto de un desahogo de todo lo que llevo viviendo tres días. No es fácil ni rápido recomponerse de una experiencia así, pero lo que me ha quedado claro es que me ha fortalecido. Me he quedado sin muchas cosas, pero el miedo también se lo han llevado porque no lo encuentro por ninguna parte.

Y esta es la habitación que salió mejor parada


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